Usted tiene un enemigo, Lucifer, el diablo. Él es su enemigo, y él tiene un plan para sabotear su vida. Él quiere arruinar su vida y matar la felicidad, la pureza y la plenitud. Él es real, y se ha organizado contra nosotros. Permítame mostrarle cómo.
El trío impío de la tentación. Cualquiera que sea la tentación, viene de una de estas tres fuentes: El mundo, el enemigo externo. La carne, el enemigo interno. El diablo, el enemigo infernal.
La escalera de la tentación. Dios es un Dios trino, Padre, Hijo y Espíritu Santo. Nosotros somos hechos a su imagen, y somos una unidad de tres partes en nuestra propia naturaleza.
El primer peldaño, el cuerpo. La Biblia llama a ese cuerpo nuestra morada terrenal. Sus apetitos corporales pueden ser un peldaño para la tentación.
El segundo peldaño, el alma. La palabra griega para "alma" es psuche. Su alma es su parte psicológica, su mente, sus emociones y su voluntad. El alma es lo que lo hace ser esa maravillosa persona que es. Otra palabra para alma es ego o yo.
El tercer peldaño, el espíritu. La Biblia hace diferencia entre el alma y el espíritu, en 1Tes.5:23 y Hebreos 4:12, se hace una distinción. El espíritu del hombre es lo que lo hace diferente de todas las demás criaturas. El espíritu es esa parte de su naturaleza que puede conocer a Dios, que puede tener comunión y compañerismo con Dios.
Entendiendo el cuerpo, el alma y el espíritu: Con mi cuerpo, tengo vida física y conozco el mundo que está bajo mis pies. Con mi alma, tengo vida psicológica y conozco el mundo alrededor y dentro de mí. Con mi espíritu tengo vida espiritual y conozco el mundo que está sobre mí. Sólo el hombre tiene espíritu.
1. El mundo ataca el alma. Un cristiano mundano es simplemente una persona cuya mente, emociones y voluntad han sido acopladas a los patrones del mundo.
2. La carne ataca el cuerpo. Estamos hablando de pecados de glotonería, violencia, pereza, impureza, perversión. La carne toma nuestro cuerpo físico y lo usa como vehículo para la expresión del pecado sensual. Cuando Dios dice: "Huid de la fornicación", cuando dice, "no cometerás adulterio", no está intentando mantenernos alejados de las relaciones sexuales; está llamándonos a disfrutarlas dentro de los lineamientos de su Palabra y su voluntad.
3. El diablo ataca el espíritu. Esto puede sorprenderlo, pero él no ataca principalmente el cuerpo, sino el área del espíritu. Recuerde que el espíritu es la parte de su naturaleza que le permite conocer a Dios y rendirle culto, y eso es lo único que el diablo no quiere. Él quiere crear una división entre usted y Dios.
Las etapas de la tentación. Usted podrá observar que las tentaciones llegan a nuestra vida por oleadas:
1. Las tentaciones de la juventud. Vienen de la carne. Relaciones sexuales ilícitas, drogas, violencia y pereza. Estos son en su mayoría los pecados de la juventud.
2. Las tentaciones de la edad madura. Son principalmente del mundo. El más generalizado de ellos, es el pecado del alma, el ego. Ellos gastan su tiempo persiguiendo al mundo, intentando ser los grandes señor y señora.
3. Las tentaciones de la vejez. El diablo produce en ellas duda y temor. Les dice: “va a contraer una enfermedad desconocida, va a morir y sus hijos no van a estar presentes para ayudarlo. En realidad Dios no lo ama, usted va a tener problemas". La tentación puede presentarse en cualquier etapa de la vida, pero parece haber tentaciones más fuertes a ciertas edades.
El dominio de la tentación. Cuando usted entienda cómo están obrando el diablo, la carne y el mundo, entonces sabrá cómo obtener la victoria sobre estas tres áreas. Permítame darle tres palabras clave:
a. Contra el mundo, la palabra clave es… FE.
b. Contra la carne, la palabra clave es… HUIR.
c. Contra el diablo, La palabra clave es… PELEAR.
Mande a correr al diablo. La próxima vez que el diablo le salga al encuentro, y usted sepa que él está intentando alejarlo de Dios, puede resistirlo. Primero, asegúrese de que no hay pecado en su vida sin confesar y sin arrepentimiento. Limpie su corazón, entonces dígale: "Te resisto, te reprendo y te enfrento en el nombre de Jesucristo. Yo soy salvo. Mi pecado está bajo la sangre del Cordero que es Cristo. Soy nacido de nuevo. Mi cuerpo es el templo del Espíritu Santo de Dios. Tú no tienes derecho, ni autoridad en mi vida. En el nombre de Jesús, ¡vete!"; y él huirá de usted.
Vivamos victoriosamente. ¡Que el Padre selle esta verdad en su corazón! Usted puede conocer la victoria y convertir la tentación en triunfo.
P.s John D. Lambraño
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