12 oct 2010

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El rio de agua viva que fluye en nosotros.

La vida de Dios sale de cada uno de nosotros como ríos de agua viva. Cuando nos reunimos, su vida fluye  de cada de nosotros formando un movimiento corporativo poderoso que produce crecimiento, refrescamiento y empoderamiento para que usted salga  a hacer la obra. La unción de Dios está en cada uno de nosotros.



Dios ha repartido el Espíritu con medida en cada uno de nosotros. El único con la medida completa fue Jesús. Por esta razón este fluir corporativo cuando estamos juntos, nos edifica, haciendo efectivo el hecho de que somos piedras vivas es este edificio no hecho de manos, el cual es su cuerpo. De allí, que no es correcto dejar de congregarnos, si queremos ser sus discípulos. Necesitamos de otras piedras vivas.

Este fluir, esta vida en nosotros fluye constantemente de nuestro hombre interior.  Cuando estamos juntos, con otros hermanos, se activa poderosamente y no se detiene al menos que haya resentimiento o falta de perdón en el corazón. Estos sentimientos funcionan como un tapón que impide que la vida salga. Recordemos que del corazón mana la vida, por lo cual debemos guardarlo de estos sentimientos negativos.
La Biblia dice que no permitamos que el sol se ponga sobre nuestro enojo. Cuando usted no guarda su corazón, la vida de Dios en usted no fluye hacia afuera y  impide a la vez, recibir la vida de otros. Esto causa un estancamiento en su vida espiritual.
Es por esto, que la necesidad de caminar en el amor genuino de Dios, es mas que un solo “llevarse bien”. Digo amor genuino, porque lo que muchas veces llamamos amor, es solamente un sentimiento fingido, tomado de la forma de actuar del mundo que está tan infectada con las formas de pensar de nueva era.
Primero que todo, si usted anda  fijándose quien camina en amor y quien no, ya usted está fuera de del amor, porque está en posición de juicio hacia el otro. Muchas veces creemos que los besos y abrazos son el amor, pero que distante esta el concepto de lo real. Cuando amamos ponemos nuestras vidas por el prójimo. La mejor forma de hacerlo es poner nuestras vidas por ellos en oración. Es la forma mas efectiva de amar a sus enemigos también. No se nos requiere el fileo con el enemigo, pero si el ágape.
Cuando usted ora por sus hermanos, es la mejor forma de amarlos. Si usted ha orado por ellos, será muy difícil que haga una mala cara o les diga algo grosero cuando los vea en el culto. De hecho querrá saber más de ellos, lo cual provocará un interés genuino por esa persona. Ve la diferencia? Muchos no pasan de meros abrazos y besos que a veces resultan hipócritas y cansones. El verdadero amor trasciende lo físico, es enteramente espiritual y es asi como caminamos de verdad en el espíritu, sin satisfacer los deseos de la carne.
Por eso guardas tu corazón cuando oras por tus hermanos y por los que te ofenden, guardando así la verdadera ley de Dios, y siendo un rio de agua viva de verdad.
Rev. Gary & Elena Meador

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