21 feb 2011

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EL PLAN DE DIOS


Santiago 1: 2-4; Efesios 4: 14. Sabemos Que Dios tiene un plan para nuestra vida y estos dos pasajes nos dan una iluminación en cuanto a ese plan de Dios para nosotros, que es llevarnos hacia la madurez. El plan de Dios es que a través de ciertas cosas que ocurren en nuestras vidas, a través de ciertos procesos en los que el Señor nos guía, él nos lleve hacia esa meta de madurez.

Cuando nosotros vinimos al Señor, él comenzó una obra espiritual y fuimos adoptados como hijos e hijas, ya no estamos afuera, estamos adentro; Dios se hizo nuestro Padre, sustentador y creador de todo lo que existe.
La palabra de Dios nos dice que somos hijos cuando aceptamos a Cristo, y Romanos 8:14 dice que los que son guiados por el Espíritu de Dios, esos son los hijos de Dios y esa palabra hijos, en el griego indica hijos maduros, hijos que tienen la apariencia de su Padre celestial. Ahí vemos el plan de Dios en nuestras vidas, que Dios pueda obrar en nuestras vidas de tal manera, que algunas de las virtudes, de las características y la manera de pensar de nuestro Padre celestial, sea implantada en tu vida y en mi vida y cada vez más eso llegue a ser una segunda naturaleza en nosotros.
Quiero hacer referencia de dos virtudes que muestran que estamos en camino hacia la madurez y cómo Dios quiere cultivar esas virtudes en ti y en mí.
Una de ellas es la virtud del dominio propio. Significa aprender a atrasar el momento de gratificación, aprender a posponer el placer, para que podamos estar en las cosas y en la voluntad de Dios. Conozco individuos y familias que están en crisis financieras, porque no tienen dominio propio. En el año 2007, en promedio, las familias norteamericanas estaban gastando el 103% de sus ingresos; el gobierno federal tenía una deuda de 7 trillones de dólares y en este momento, esas mismas familias están consumiendo el 130% de sus entradas. Otra área donde Dios quiere que ejerzamos el dominio propio es en nuestras emociones. Hay personas que fácilmente se enfadan. Siempre van a venir personas a tu vida que te amargan, que nos te van a provocar y cuando viene ese momento, es muy difícil controlar nuestras emociones. Una tercera área que nuestro Padre desea que dominemos es la lengua. Santiago 3, nos dice que el órgano más difícil de dominar en nuestra vida es la lengua. Nuestras palabras tienen poder y traen vida o muerte sobre nosotros y sobre los demás.
Otro aspecto que vemos en esta área de madurez, lo vimos en Efesios 4:14. Muchas veces el pueblo de Dios es influenciado y fácilmente es seducido por doctrinas que son perniciosas, venenosas. El Señor quiere que tengamos discernimiento espiritual y podamos evaluar lo que es beneficioso o destructivo en nuestras vidas. Algunos hermanos se la pasan de aquí para allá, pasando de iglesia en iglesia, recibiendo doctrinas que no edifican.  Si un grupo o movimiento, niega o no tiene a Cristo como el centro y único Señor y Salvador, sabemos que eso no es de Dios. Si le añaden una sola palabra al plan de salvación, eso es engañoso y peligroso. Otra forma de saberlo, es cuando una iglesia, congregación o movimiento, dice que son los únicos que poseen la bendición y lo animan a dejar a su iglesia y a su pastor. Cuando Cristo estuvo en la tierra todo Dios moraba en él y si tenemos a Cristo, tenemos toda la plenitud, toda  la bendición que Dios pueda tener para nosotros. Ahora, ¿Cuál es el método que Dios emplea para llevarnos hacia la madurez? Es uno que a mí no me gusta y está en Santiago 1: 2-4: La prueba de la fe.
Dios utiliza problemas y dificultades en tu vida y en la mía, para llevarnos hacia la madurez. La palabra de Dios dice que nuestra fe tiene que ser probada. Así como hablamos del gozo, de la bendición de la fe, tenemos que hablar de la prueba de fe; tenemos que reconocer que tu fe y mi fe van a ser probadas. Dios permite eso, porque él quiere que veamos nuestras áreas de debilidad para ser corregidas, y cuando el Señor te da la fuerza para vencer este obstáculo, has llegado a un nivel nuevo. Tenemos el sello del espíritu Santo y eso significa que hay  protección, que algo dentro de nosotros nos garantiza que vamos a cumplir la carrera y llegar victoriosamente hasta la meta. Nada entra en tu vida ni en la mía, sin el permiso de Dios. A veces los momentos de mayor bendición en mi vida, han sido los de la prueba, porque buscamos a Dios con el corazón completo y en medio de la oscuridad, Cristo nos muestra su amor. SI NO VIENE LA PRUEBA… NO VIENE LA VICTORIA!! La prueba no ha venido para destruirnos, ha venido para liberarnos.

P.s John D.Lambraño

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