8 sept 2010

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El Proposito de profecia

Enseguida citamos el texto de una pregunta que nos formularon para responderla:

“quisiera saber que piensan sobre los profetas o la profecía en general”

Respuesta: Lo primero que queremos señalar es que nuestra opinión sobre el tema no es muy importante, pero lo que dice la Palabra de Dios sobre el tema es lo fundamental y es la autoridad máxima sobre el mismo.

La Biblia dice cual es el propósito en general de la profecía:

En 1ra de Corintios 14: 3 “Pero el que profetiza habla a los hombres para edificación, exhortación y consolación.”
En términos generales cuando alguien habla de parte de Dios y por medio de la unción del Espíritu Santo, su mensaje va a edificar a las personas, va a “exhortar” es decir animarlas y también consolarlas, esto significa que siempre la profecía va a ser de alimento espiritual y va a producir crecimiento espiritual, y sobre todo va a estar de acuerdo con la Palabra Escrita de Dios.

Si profetizamos en el presente, la profecía hoy en día llega a nosotros en un proceso semejante al proceso en que se produjeron las profecías escritas en la Biblia, veamos cual fue ese proceso:

2da de Pedro 1: 21 “porque nunca la profecía fue traída por voluntad humana, sino que los santos hombres de Dios hablaron siendo inspirados por el Espíritu Santo.”

La voluntad humana no es la que trae ni es la que produce la profecía, es la voluntad divina la que la genera, la manera en que esto sucede es que un hombre o una mujer de Dios sean inspirados e impulsados por el Espíritu Santo para hacerlo.

El Espíritu Santo inspiró la Palabra Escrita, y es el mismo que inspira una profecía que provenga de Dios, esa profecía no deberá contradecir la Palabra escrita en forma explicita ni en forma implícita, pues Dios es uno con Su Palabra (Juan 1:1) y no se va a contradecir a si mismo, ya que la profecía que alguien dé hoy en día, si es de Dios, va a estar de acuerdo a la Palabra Escrita, esa profecía va a edificar a los oyentes y a confirmar la palabra escrita.

Por esta razón Pedro llama a la Palabra Escrita “La Palabra Profética mas segura”:

2da Pedro 1:19 “Tenemos también la palabra profética más segura, a la cual hacéis bien en estar atentos como a una antorcha que alumbra en lugar oscuro, hasta que el día esclarezca y el lucero de la mañana salga en vuestros corazones”

El apóstol Pedro insiste en que fijemos intensamente nuestra atención en la Palabra Profética mas Segura que es la Palabra de Dios escrita y que toda otra profecía que provenga de Dios debe estar de acuerdo y confirmar la Palabra Escrita, y así vamos a tener la Revelación de la Palabra Viva, que es Cristo mismo “el lucero de la mañana” , el sol de justicia, surgiendo en nuestros corazones .

La forma en que hoy en día alguien profetice de Parte de Dios, debe ser la misma, deberá ser inspirado y ungido por el Espíritu Santo para dar un mensaje y el mensaje debe confirmar y exaltar la Palabra Escrita y también guiar la atención de las personas hacia la Palabra Escrita y no hacia el mensajero.

La profecía no viene por voluntad humana ni se interpreta por la voluntad humana:

2da Pedro 1:20
“20entendiendo primero esto, que ninguna profecía de la Escritura es de interpretación privada”

En el idioma griego lo que se traduce como “interpretación” también se puede traducir como “explicación o aplicación”.

El Espíritu que inspira la profecía es el mismo que nos da la revelación para interpretarla, explicarla y aplicarla.

En ocasiones, las profecías que Dios ha inspirado, el ser humano les ha dado su interpretación, su explicación y su aplicación humanas, su interpretación privada y por lo tanto no se ha recibido lo que Dios se había propuesto.

Tanto para profetizar como para interpretar las profecías debemos depender tanto del Espíritu Santo como de la Palabra Escrita.

El hecho de que alguien profetice algo cierto no garantiza que las cosas que el individuo enseñe sean sana doctrina, un ejemplo de esto es el profeta Balaam, acerca del cual el Señor Jesucristo comenta en Apocalipsis, que “aborrece la doctrina de Balaam”, el Señor no critica las profecías de Balaam, porque si las observamos, las profecías de Balaam (o Balán), estas son correctas y provienen de Dios, como la que está en Números 23:5-8 en la Nueva Versión Internacional (N.V.I) para mayor claridad:

“5 Entonces el Señor puso su palabra en boca de Balán, y le dijo:Vuelve adonde está Balac, y repítele lo que te voy a decir. 6 Balán regresó y encontró a Balac de pie, al lado de su holocausto, en compañía de todos los jefes de Moab. 7 Y Balán pronunció su oráculo:De Aram, de las montañas de Oriente, me trajo Balac, el rey de Moab. Ven me dijo, maldice por mí a Jacob; ven, deséale el mal a Israel. 8 ¿Pero cómo podré echar maldiciones sobre quien Dios no ha maldecido? ¿Cómo podré desearle el mal a quien el Señor no se lo desea?”

En esta profecía vemos que Balaam dijo exactamente lo que Dios le dijo, pero mas tarde en Números 31: 16 observamos que es este mismo profeta quien enseña a este rey enemigo de Israel a “comer de cosas sacrificadas a los ídolos, y a cometer fornicación” como lo afirma Nuestro Señor en:

Apoc:2: 14, 15;“14Pero tengo unas pocas cosas contra ti: que tienes ahí a los que retienen la doctrina de Balaam, que enseñaba a Balac a poner tropiezo ante los hijos de Israel, a comer de cosas sacrificadas a los ídolos, y a cometer fornicación. 15Y también tienes a los que retienen la doctrina de los nicolaítas, la que yo aborrezco.”

Note, entonces, que un falso profeta no es solamente aquel que dice falsas profecías, o aquel que pretende ser profeta y no lo es, sino también aquel que dice profecías correctas, pero su enseñanza o doctrina está basada en la sabiduría humana o basada en motivaciones corruptas, y por ende sus prácticas también carecen de la pureza de Dios. Nuestro Señor Jesús aborrece tanto la doctrina como las prácticas de esta clase de personas.

Desde luego una categoría de falsos profetas son aquellos que ni siquiera son hombres o mujeres de Dios, como el caso de los profetas de un falso dios llamado “baal”, en la época en que vivió el profeta Elías que si era un hombre de Dios y los confrontó. (ver I de Reyes 18:16-46).

Podemos concluir que falsos profetas, además de los que ni siquiera son hombre o mujeres de Dios y por lo tanto opuestos a lo que es de Dios, falsos profetas son de igual manera aquellos que nunca lo han sido pero que pretenden serlo, otra categoría son aquellos que profetizan cosas que Dios no ha dicho y también aquellos que alguna vez fueron verdaderos profetas pero sus motivaciones se corrompieron por avaricia u otras razones, y aunque por un poco de tiempo Dios les dio la oportunidad de arrepentirse al continuar hablando a través de ellos, finalmente tuvo o tendrá que retirarles su unción y luego permitir las consecuencias inminentes del extravío de ellos.

Veamos II SAN PEDRO 2:1 al 3:
“1Pero hubo también falsos profetas entre el pueblo, como habrá entre vosotros falsos maestros, que introducirán encubiertamente herejías destructoras, y aun negarán al Señor que los rescató, atrayendo sobre sí mismos destrucción repentina. 2Y muchos seguirán sus disoluciones, por causa de los cuales el camino de la verdad será blasfemado, 3y por avaricia harán mercadería de vosotros con palabras fingidas. Sobre los tales ya de largo tiempo la condenación no se tarda, y su perdición no se duerme.”

Una muy posible causa de confusión es el hecho de pensar que porque alguien profetice eso lo convierte en profeta, pues la Biblia dice que todos podemos profetizar (1ra Corintios 14:5), pero también la Biblia dice que no todos somos profetas (1ra Corintios 12:28-30), por la misma razón que dormir en el garaje no lo convierte en carro, profetizar no lo convierte en profeta. La Biblia dice que TODOS podemos profetizar, pero que Dios estableció a ALGUNOS como profetas en el cuerpo de Cristo, aunque hoy en día, en algunos casos, parece que hubiera mas profetas que ovejas.

Dios establece y coloca todas aquellas personas llamadas al ministerio (Efesios 4:11-16 ), incluyendo a los profetas, para equipar a los creyentes y perfeccionarlos y de esta manera los creyentes pueden hacer la obra del ministerio, crecer hasta madurar a la estatura de la madurez de Cristo y aun mas, el don profético como todos los demás dones del ministerio, están puestos por Dios: “14para que ya no seamos niños fluctuantes, llevados por doquiera de todo viento de doctrina, por estratagema de hombres que para engañar emplean con astucia las artimañas del error, 15sino que siguiendo la verdad en amor, crezcamos en todo en aquel que es la cabeza, esto es, Cristo”

Para lograr esto se necesita que las personas llamadas al ministerio (incluyendo los profetas) estén bien entrenadas en la Palabra de Dios (2da Timoteo 2:15), y que ellos mismos no estén siendo arrastrados por diferentes vientos y tangentes doctrinales, en vez de enfatizar lo que Dios enfatiza en su Palabra. Pues lo que Dios enfatiza en la Biblia y específicamente en las cartas del Nuevo Testamento, es el modelo a seguir con respecto a la enseñanza verdad presente consignada en las epístolas del Nuevo Pacto, el apóstol Pablo resume esa enseñanza como “Cristo en nosotros, la esperanza de gloria” (Colosenses 1:24 al 29).


Pastor Saul Tapias


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