8 sept 2010

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DOCE ASESINOS DEL MATRIMONIO

Estamos hablando, en estos tiempos, sobre temas que nos atañen, porque el momento que estamos viviendo, es de completa pérdida de valores y Dios, nos llama a recuperarlos. Hoy, hablaremos de doce asesinos del matrimonio:

1. El exceso de trabajo o compromisos y el agotamiento físico. Cuidado con este peligro. Es especialmente insidioso en las parejas jóvenes que están tratando de comenzar en el campo laboral o todavía están estudiando. No traten de estudiar, trabajar tiempo completo, tener un bebé, manejar a un niño pequeño, hacer reparaciones en casa y comenzar un negocio, todo al mismo tiempo. Suena absurdo, pero muchas parejas jóvenes hacen exactamente eso, y luego se sorprenden cuando su matrimonio se viene abajo. ¿Por qué no habría de ser así? ¡El único momento en que se ven es cuando están agotados! Es especialmente peligroso cuando el esposo es el que tiene demasiados compromisos o trabajo, y la esposa está todo el día en casa con un hijo en edad preescolar. La profunda soledad de ella da lugar al descontento y a la depresión, y ya todos sabemos a dónde lleva eso. Deben reservar tiempo el uno para el otro, si quieren mantener vivo su amor.

2. Las deudas muy grandes y el conflicto en cuanto a cómo se gastará el dinero. Paguen en efectivo por los artículos de consumo, o no los compren. No gasten más de lo que pueden por una casa o un automóvil, dejando muy pocos recursos para salir juntos, para viajes cortos, para personas que cuiden a los niños, etc. Distribuya sus fondos con la sabiduría de Salomón.

3. El Egoísmo. Existen dos tipos de personas en el mundo, los que dan y los que toman. Un matrimonio, donde las dos personas dan, puede ser algo bello. Sin embargo, la fricción está a la orden del día entre una persona que da y otra que toma. Pero dos personas que toman pueden darse zarpazos la una a la otra hasta hacerse trizas dentro de un periodo de seis semanas. En resumen, el egoísmo siempre devastará un matrimonio.

4. La interferencia de los suegros. Si el esposo o la esposa no se ha emancipado totalmente de los padres, lo mejor es no vivir cerca de ellos. La autonomía es algo difícil de conceder para algunas madres (y padres), y al estar muy cerca, será causa de problemas.

5. Las expectativas poco realistas. Algunas parejas llegan al matrimonio esperando cabañas cubiertas de rosas, una vida sin preocupaciones ni responsabilidades y un gozo ininterrumpido. La consejera Jean Lush, cree que esta ilusión romántica es particularmente característica de las mujeres que esperan más de sus esposos de lo que ellos son capaces de dar. La decepción, por consiguiente, es una trampa emocional. Pongan sus expectativas en línea con la realidad.

6. Los Invasores del espacio. No me refiero a extraterrestres. Mi preocupación es por las personas que violan el espacio para funcionar, que su cónyuge necesita, sofocándolo rápidamente y destruyendo la atracción entre ellos. Los celos son una manera en que este fenómeno se manifiesta. Otra, es la baja autoestima, la cual lleva a que el cónyuge inseguro, se inmiscuya en el territorio del otro. El amor debe ser libre y confiado.

7. Abuso del alcohol y otras sustancias químicas. Estos son asesinos, no sólo de los matrimonios, también de las personas. Evítenlos como a la plaga.

8. La pornografía, los juegos de azar y otras adicciones Durante una etapa inicial, las personas creen que pueden jugar con tentaciones tales como la pornografía o los juegos de azar sin salir dañadas. Entonces se vuelven adictos a algo que rasga la fibra de la familia. Sus problemas a menudo, comienzan con la experimentación de un mal conocido y finalmente, terminan en la muerte física o la muerte del matrimonio. Las restricciones y los mandamientos de las Escrituras se han diseñado para protegernos del mal, aunque es algo difícil de creer cuando somos jóvenes. “La paga del pecado es muerte” (Romanos 6:23). Si mantenemos nuestras vidas limpias y no nos permitimos coquetear con el mal, las adicciones que han hecho estragos en la humanidad, nunca nos podrán tocar.

9. La frustración sexual, la soledad, la baja autoestima y la quimera de la infidelidad. ¡Una combinación mortal!

10. El fracaso en los negocios. En especial, afecta adversamente a los hombres. Su inquietud por los reveses financieros, algunas veces, se muestra en ira dentro de la familia.

11. El éxito en los negocios. Es casi tan peligroso, como lo es fracasar rotundamente en ellos. El autor de Proverbios dijo: “No me des pobreza ni riquezas; mantenme del pan necesario” (30:8)

12. Casarse demasiado jóvenes. Las chicas que se casan entre los 14 y los 17 años, tienen el doble de probabilidades de divorciarse que las que se casan a los 18 y 19 años. Las que se casan entre los 18 y 19 años, tienen una vez y media más de probabilidades de divorciarse que las que se casan entre los 20 y 30 años. Las presiones de la adolescencia y las tensiones de los primeros años de vida matrimonial, no hacen un buen dúo. Terminen lo primero, antes de emprender lo segundo.

¿Cómo vencerán la ley de las probabilidades? ¿Cómo formarán una relación sólida que dure hasta que la muerte los haga emprender el último viaje? Sus hijos han crecido dentro de un ambiente estable y amoroso y no tienen cicatrices emocionales o recuerdos amargos que borrar. A sus nietos no se les tiene que explicar con delicadeza por qué “los abuelos ya no viven juntos”. Solo el amor prevalece.


Pastor John David Lambraño

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